La participación activa en las redes sociales ha pasado de ser una forma de compartir ciertos momentos con los amigos a una divulgación excesiva de información personal, mejor conocido como ‘oversharing’.
Por supuesto esto tiene su lado negativo. Primeramente, puede llegar a ser bastante molesto, para algunas personas, el sentirse sobreexpuesto a la vida de otros. Además, el ‘oversharing’ está extendiéndose mucho a la vida de los menores de la casa.
Todos hemos publicado en algún momento alguna foto de nuestros hijos, hermanos pequeños, sobrinos o cualquier menor de edad. Pero, ¿será esto bueno?, ¿qué consecuencias tiene?
Como todo en Internet, la información que subimos a la red se queda allí, aunque la borremos, y deja de pertenecernos. Y esto es lo más grave del tema.
Al publicar todo este material estamos construyendo la reputación online (o huella digital) de estos pequeños, y a veces, no precisamente la mejor. ¿Crees que cuando crezcan quisieran ver estas fotos de forma pública?, o mejor, ¿quisieras tener tú unas fotos así publicadas?
Seamos claros, compartir fotos o vídeos de nosotros, nuestros amigos o familiares es algo normal, y es el objetivo más básico de las redes sociales. El problema se presenta cuando ya no es publicar alguna foto sino absolutamente todo.
En el caso de niños pequeños, solemos ver en las redes sociales fotos sin ropa, de pañales usados, en fin, de temas muy íntimos que no le competen a nadie más allá que sus familiares, y que pueden llegar a afectarlos.
Si no crees que todas las imágenes o vídeos que subes a Internet van afectando tu reputación online, solo debes colocar tu nombre y apellido en Google y verás los resultados: perfiles de redes sociales, datos personales, imágenes (unas buenas y otras no tanto), vídeos, etc.
Así que a la hora de publicar estos contenidos en tus perfiles, mejor detenerse a pensar un poco en lo que se está haciendo. Y no olviden, que perdemos el derecho de este material una vez está en Internet.
Jannette Irazabal Google+
Deja tu comentario