Nadie puede negar que Internet ha cambiado desde la forma en que las personas piensan hasta la forma en que actúan. Las cartas ya no tardan meses en atravesar el océano, y las personas que viven en lados opuestos del planeta pueden ver sus caras a diario con la ayuda de una videoconferencia.

En otras palabras: Internet ha redefinido la conexión. Con Instagram, Twitter y Facebook, los conocidos están a solo un clic de distancia. Sin embargo, cuanto más facilitas el acceso a tus amigos y familiares, también lo haces a tus haters.

En los rincones más oscuros de Internet acecha un gran peligro: el troll. Están por todos lados. Basta con mirar en la sección de comentarios de cualquier noticia online, blog o tweet; ahí están los trolls, dispuestos a atacar a otros usuarios. Sus comentarios están fuera de lugar, su lenguaje es vulgar, pero su objetivo es claro: simplemente desean crear odio y provocar indignación en una persona

Instintivamente, la primera reacción de la persona atacada es defenderse, sin saber que en realidad está alimentando y dando a esos trolls lo que más anhelan: una batalla.

La mayoría de los sitios web no cuentan con herramientas para paliar este problema. Por ello, es necesario definir el tipo de estrategia a seguir para hacerles frente:

No entrar al trapo

El “ya se cansarán…” a veces suele funcionar. Parece un método simple, pero su práctica requiere una gran fuerza de voluntad. Los trolls de Internet se alimentan de tu participación. Si los ignoras, eventualmente desaparecerán y ganarás por defecto. Cuando veas un comentario de un troll, no respondas. El troll eventualmente se dará cuenta de que no eres alguien fácilmente engañado para que te emociones.

Si se trata de un número limitado, siempre podrás bloquearlo. Twitter, Instagram, Facebook y Tumblr tienen excelentes funciones de bloqueo que ocultan tu contenido de aquellos que no quieres ver.

Sin embargo, bajo ningún concepto se deberá eliminar el mensaje del troll. Éste lo interpretará como que ha logrado enfadarnos y eso solo le conducirá a seguir trolleándonos.

Responder con cabeza

Tras hacer una primera valoración de los daños, si se decide dar una respuesta debe ser sustentada en datos y en su procedencia. Si se trata de un troll puntual, se puede optar por un canal privado para intentar solucionarlo. Si, por el contrario, se trata de una audiencia de trolls mayor, quizás sea necesario hacer un comunicado más oficial y público que elimine por completo cualquier duda o argumento en contra.

Uno de los últimos casos más sonado fue el de la Blogger Lovely Pepa, cuya respuesta tuvo que hacerse pública a través de un video de Youtube en el que denunciaba el acoso continuo que recibía por redes sociales (plataformas que suponen su principal canal de ingresos).

Por suerte, también hemos avanzado en materia legal en estos temas, y es que no todo está permitido en redes. Desde un artículo a un comentario, puede ser juzgado como delito si no atiende a ciertas obligaciones y responsabilidades por nuestra parte, como creadores de contenido.